Argentina: Al borde del abismo

¿Qué rol jugó la situación económica en el proceso y la campaña electoral? ¿Cuáles fueron las propuestas más importantes de los candidatos que disputaron el balotaje para solucionar la crisis económica y social?

Intervención de Agostina Costantino
evento „Argentina: Al borde del abismo“, 30/11/2023, LAF Berlín / Fundación Friedrich-Ebert

¿Qué rol jugó la situación económica en el proceso y la campaña electoral? ¿Cuáles fueron las propuestas más importantes de los candidatos que disputaron el balotaje para solucionar la crisis económica y social? ¿Por qué las propuestas económicas de Sergio Massa no lograron convencer a la mayoría de los electores? ¿Cuáles son las chances reales del gobierno Milei de imponer su programa económico como la dolarización del país, disolver el Banco Central, privatizar empresas e instituciones públicas, reducir radicalmente el Estado? ¿De qué margen de maniobra dispondrá el nuevo gobierno? ¿Qué resistencias se puede esperar?

La situación de la economía argentina jugó un rol fundamental en la campaña y en los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre. El último dato de inflación muestra una tasa interanual de incremento de los precios del 142.7% y la expectativa, hasta octubre, era que la inflación del 2023 ronde el 188.6%. Aclaro que el relevamiento de estas expectativas se realizó en octubre, antes de las elecciones, cuando no se sabía quién ganaría. El resultado final del incremento de precios para este año dependerá de cuánto y hasta dónde avance el presidente electo con sus políticas propuestas. Es la inflación más elevada en 32 años, el desorden de precios más importante que ha vivido en toda su vida más de un tercio de la población del país.

Además de la inflación, la situación de la economía es de una fuerte contracción. En el segundo trimestre de 2023, el PBI cayó un 4.9% en relación al mismo periodo del año anterior. Esta caída estuvo principalmente explicada por una fuerte sequía que sufrimos este año en nuestro país, que hizo que se contraiga fuertemente la producción agropecuaria y las exportaciones de este sector, que son el principal sector exportador de Argentina. Esto impactó en la balanza comercial, que fue fuertemente deficitaria durante 2023, lo cual es uno de los factores que explica la caída de reservas y la inestabilidad con el dólar. Al déficit de la balanza comercial, este año debimos sumar también el déficit en la balanza de servicios y en particular en el sector turístico. Es decir, si bien la situación de crisis económica es generalizada, dada la desigual distribución del ingreso de nuestro país, esta situación de crisis es compatible con una situación en la que un porcentaje minoritario de la población puede seguir vacacionando en el exterior. La salida de dólares por este concepto fue mayor que la entrada, lo cual contribuyó también al déficit de la cuenta corriente. La recesión también impactó en la industria, que a septiembre de este año se había contraído un 3.6% respecto al año anterior. Esta recesión se superpone con una realidad más amplia: Argentina no logra crecer de forma sostenida desde 2012. Hay una generación que vio estancamiento en toda su juventud, con gobiernos de diferente signo político.

Esta crisis económica tiene su correlato, por supuesto, en una crisis social. Según los últimos datos, el 40.1% de las personas están bajo la línea de pobreza, y el 9.3% de las personas son indigentes, es decir no cubren las necesidades alimenticias más básicas.
Este problema afecta particularmente a niños y mujeres, quienes son la mayoría dentro de las personas pobres. Estos niveles de pobreza no están explicados, como en otros períodos históricos de nuestro país, por altos niveles de desempleo, de hecho el desempleo es relativamente bajo para los estándares de un país en desarrollo, 6.2%. Sin embargo, sólo 6 de cada 10 de las personas ocupadas son trabajadores registrados y, de éstos sólo la mitad son asalariados, el resto son cuentapropistas. Es decir, que sólo 3 de
cada 10 trabajadores en Argentina cuenta con negociaciones paritarias regulares (casi mensuales en algunos sectores) que le actualizan sus salarios a la inflación. El resto de los trabajadores (los cuentapropistas y los informales) son los que más pierden contra la inflación, explicando los altos niveles de pobreza, incluso dentro de la población empleada. Yo creo que este panorama fue clave para explicar el voto a Milei.

Frente a este panorama, los dos candidatos que se disputaron la presidencia en las elecciones planteaban distintas salidas. Sergio Massa, el actual ministro de Economía y candidato por el oficialismo proponía algo similar a lo que estaba haciendo como ministro, pero confiando en que el balance exportador mejoraría para el año 2024. Es decir, proponía fortalecer las reservas a través del aumento de las exportaciones del agro (que mejorarían luego de superada la sequía) pero principalmente a través del complejo
energético: el litio (que tiene grandes expectativas de crecimiento para los próximos años) y el gas y el petróleo provenientes de Vaca Muerta, un yacimiento no convencional que nos permitiría pasar de ser importadores de gas a exportadores en los
próximos años.

Además del frente externo, Massa también proponía un presupuesto de ajuste fiscal, en línea con el cumplimiento de las metas con el FMI. En el presupuesto que Massa envió al Congreso (que finalmente no sé trató), el ministro proponía un déficit fiscal del 0.9% del PBI, que implicaba un ajuste de un 1% adicional a lo pautado para este año. Los gastos totales de la administración pública ya se venían recortando fuertemente en términos reales, sobre todo subsidios a la energía, asignaciones familiares, jubilaciones y pensiones y transferencias a las provincias.

Entonces, la entrada de dólares frescos de las exportaciones, sumada a un plan creíble de ajuste fiscal y un régimen controlado de mini-devaluaciones que acompañen a la inflación era el combo que Massa proponía para que la inflación vaya bajando de a poco
a la vez que la economía se reactive vía el sector exportador. Todo esto, manteniendo ciertos consensos básicos en torno al rol del Estado en la producción y la regulación de la economía.

Por su parte, Javier Milei, durante la campaña, proponía un cambio radical en el funcionamiento de la economía y el Estado. Su propuesta más importante tenía que ver con dolarizar la economía. Esta propuesta se basaba en la premisa del candidato (un libertario de derecha) de que todos los políticos argentinos son corruptos y cortoplacistas y hacen uso de la emisión monetaria para financiar políticas populistas, lo
cual es la única causa de la inflación. No me voy a poner ahora a discutir sobre esta premisa en particular (que no comparto) por falta de tiempo, si quieren lo dejamos para las preguntas. La idea fundamental era eliminar el peso, que el dólar sea la moneda de curso legal, de manera que los políticos sólo puedan gastar en función de los dólares que genera la economía (básicamente, a través de las exportaciones y el endeudamiento).

Además de este cambio radical en el régimen cambiario, Milei proponía un programa de ajuste fiscal más severo que el impuesto por el FMI (dicho así por él mismo) y, por ende, más severo que el que proponía Massa. En este sentido, proponía eliminar la mayoría de los ministerios para que la función del Estado se reduzca a lo mínimo indispensable en materia de seguridad y defensa. Por supuesto, proponía también que el Estado se retire de cualquier función de producción (a través de las empresas públicas) o regulación de la economía. Cualitativamente, esto último es especialmente distinto respecto a las ideas de Massa.

Ahora bien, pasadas las elecciones y ya con Milei como presidente electo, ¿qué es lo que parece que va a hacer? En primer lugar, el plan de dolarización parece estar afuera de la mesa. Quien iba a llevar adelante ese plan ya no forma parte de los equipos de
Milei y, en su lugar, ya fue confirmado un ex funcionario de Mauricio Macri para encabezar el ministerio de economía, que se opone a la idea de dolarización. Lo que parece vislumbrarse en términos de régimen cambiario es un sistema de competencia de monedas, más parecido a lo que fue la Convertibilidad en los 90s: es decir, liberar las restricciones cambiarias que actualmente existen y que el dólar tenga curso legal al igual que el peso. Si bien Milei ya adelantó que las restricciones no las eliminará de un día para el otro, sí se espera una fuerte devaluación del peso para diciembre (según los mercados de futuros, el dólar rondaría los $800 en diciembre, lo cual implica una devaluación del 113%).

Respecto al recorte en el gasto público, Milei sigue insistiendo con que va a recortar 15 puntos del PBI del gasto público, lo cual es impracticable, teniendo en cuenta que todo el gasto público del gobierno nacional representa el 24% del PBI (40% el consolidado nación-provincias-municipios). Aunque no logre semejante recorte, es probable que sereduzca la planta de trabajadores del Estado (principalmente aquellos contratados actualmente en forma precaria), que se reduzca la masa salarial real a pagar a través de su licuación con la inflación, que se eliminen los subsidios a la energía, se reduzca la obra pública y se reduzcan las transferencias a las provincias (que son fondos necesarios para sostener principalmente los servicios de educación y salud, que están en manos provinciales). Para alcanzar ese 15%, la última semana el debate ha girado en torno a un 10% de déficit cuasi fiscal, del Banco Central, conformado por los intereses que pagan los bonos que emite. Milei se encuentra negociando una forma de canjear estos bonos por otros de mayor plazo, para evitar que presionen sobre el tipo de cambio, que pretende liberalizar. Esto significaría un incremento relevante de la deuda pública.

En tercer lugar, en Argentina hay varios precios que actualmente se encuentran regulados, como alimentos, tarifas de servicios públicos, el transporte público, los combustibles, la salud privada, la educación privada, telecomunicaciones, etc. Muchos de estos mercados ya se “auto-liberaron” desde que ganó Milei (como los alimentos), ya que el presidente electo manifestó más de una vez que estos precios se encuentran “reprimidos” y es necesario liberarlos. Todo esto, junto a la devaluación, hace esperable un significativo incremento de la inflación en los próximos meses.

En cuarto lugar, Milei está insistiendo en que “todo lo que pueda estar en manos de privados se va a privatizar”. En este sentido, y siguiendo la lógica propia del cambio de paradigma respecto al rol del Estado, hay serias intenciones por parte del gobierno de privatizar la parte que el Estado tiene de YPF (la petrolera), Arsat (la empresa encargada de producir satélites), la aerolínea nacional y los medios públicos. Claro que esto es más difícil porque requiere de la aprobación del Congreso.

Por último, Milei planea una rápida apertura de la economía a través de la eliminación de los impuestos a la importación y la exportación. Incluso, en estos días llegó a hablar de un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Entonces: devaluación y competencia de monedas, gran recorte del gasto público, desregulación, privatizaciones y apertura de la economía es el combo que Milei pretende aplicar cuando asuma el gobierno. Todo esto, claramente va a repercutir en más inflación, más pobreza, más desempleo y más recesión. Además, reposará de manera significativa sobre la toma de deuda pública, lo que posiblemente agregue una nueva crisis de deuda en el mediano plazo. No está claro cuáles serán los impactos de este escenario en términos políticos y sociales.

Brasil y la República Popular de China son las contrapartes comerciales más importantes de Argentina. Además, China es un importante financiador del país. ¿Cómo va a seguir la relación luego de que los gobiernos de estos países han sido criticados e insultados varias veces por Milei? ¿A qué nuevos mercados apuesta Milei? Como se va a arreglar con las instituciones financieras internacionales? ¿Cuál va a ser el futuro del Mercosur con el gobierno de Milei y cual el rol del país en el llamado “Sur Global”?
¿Cómo va a arreglar Milei con el FMI?

Durante la campaña electoral, al igual que muchas promesas que realizó Milei respecto a la economía, hizo algunas declaraciones fuertes respecto a muchos de los más importantes socios comerciales y financieros de Argentina. Dijo que rompería las
relaciones diplomáticas con Brasil y China porque sus gobiernos son comunistas y corruptos y que él (y cito) “no negocia su moral por dinero”. Frente a algunos cuestionamientos respecto a estas declaraciones que el otro candidato le hizo a Milei durante el debate electoral, el presidente electo dio cuenta de no tener mucha idea de cómo funciona el comercio internacional y del rol que el Estado, por más liberal que sea, cumple abriendo mercados, certificando procesos de producción, financiando, etc.

Es importante tener en cuenta que Brasil es el primer destino comercial de las exportaciones de Argentina y segundo origen de las importaciones; mientras que China es el tercer destino de las exportaciones y el primer origen de las importaciones.
Además, de cumplir un rol muy importante en materia de financiamiento. Esta semana, quien será la canciller del gobierno de Milei, la economista Diana Mondino viajó a Brasil para intentar suavizar la relación con aquel gobierno luego de las fuertes declaraciones de Milei contra Lula Da Silva. En este sentido, Mondino destacó el rol importante de Brasil para Argentina y reafirmó la intención del futuro gobierno en avanzar con el acuerdo de libre comercio entre el MERCOSUR y la Unión Europea, firmado en 2019 pero aún no puesto en marcha (sobre todo por reticencias por parte de la UE). Este acuerdo tendrá un fuerte impacto en la industria textil de Argentina, que es un sector intensivo en empleo femenino. Aun así, Mondino sostiene que no cree necesario que Argentina se una a los BRICS, el grupo de países integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, cuyo ingreso ya fue aprobado por aquellos países y que podría significar un fortalecimiento de la posición negociadora de Argentina a nivel internacional.

Respecto a China, el futuro gobierno también parece haberse retractado de sus dichos. No ha habido demasiadas declaraciones, pero el presidente electo se jactó de la felicitación que Xi Jinping le envió cuando ganó la elección. Esto sería un indicio de
que no se romperán las relaciones con el país asiático.

¿Hacia dónde se orientan las nuevas relaciones internacionales de Argentina? Milei insiste en que su gobierno se va a alinear con Estados Unidos, Israel y Occidente. El tema es qué significa esto en materia comercial. Israel no parece ser un mercado muy grande y Estados Unidos es un competidor de Argentina en el mercado mundial. En términos muy simplificados, el comercio exterior de Argentina se explica por las exportaciones de materia primas y alimentos a China y la UE, y por las exportaciones de bienes industriales a Brasil bajo el amparo de la protección cambiaria que significa el MERCOSUR. Estados Unidos es un competidor de Argentina en el mercado de las materias primas y los alimentos y, por el lado industrial, no parece ser posible que Argentina pueda exportarle al gigante norteamericano dados los altos niveles de competitividad industrial de los países asiáticos que son quienes hoy le exportan a EEUU. Sólo una drástica reducción salarial que compita con los costos asiáticos podría permitir que Argentina le exporte a EEUU. Relación con el FMI: ajuste más severo que el propuesto por el organismo y nuevo financiamiento a través del Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad, un fondo especial para países de ingresos medios y bajos que ya se encuentren bajo un programa con el FMI. El FMI parece estar muy contento con el resultado de las elecciones: además de las declaraciones de Georgieva sobre posibilidades de nuevos fondos para Argentina, también se postergaron las auditorías sobre la investigación que el organismo lleva a cabo por el crédito otorgado a Argentina en 2018, el más grande en la historia del FMI y con fuertes visos de ilegalidad (por parte de Argentina) e incumplimiento del estatuto (por parte del FMI). Teniendo en cuenta que muchos de los funcionarios argentinos que negociaron aquel acuerdo ahora formarán parte del nuevo gobierno, el haber suspendido esas auditorías esta semana es claramente una señal de acercamiento por parte del FMI. En caso de concretarse, esto podría abrir la puerta a mayor endeudamiento con fuentes privadas, que es lo que el gobierno espera conseguir.

Foto: LAF Berlín